"El amor, el humor y la palabra"
No somos los
mismos al comenzar y concluir un año, hay algo de nosotros que avanza y se va
transformando. Nuestro interior se puebla de más historias, de otras personas,
de algunas certezas y de muchos interrogantes.
Los plazos se
vencen y no se puede reconstruir el tiempo que se fue. Seguramente, algún
puerto quede lejos, alguna tarea pendiente o algún sueño inconcluso, pero
mientras un capítulo se cierra, naturalmente, se abre otro, entonces tenemos la
oportunidad de reinventarnos, de ser mejores que antes, de construir
puentes para empalmar lo roto y transmutar el sufrimiento en algo bueno para el
corazón.
Es el momento de
aclarar dudas, pagar deudas, desterrar miedos y dejar mezquindades, porque cuanto más libres, mejor podremos encarar la nueva etapa.
Si quitamos la maleza del paisaje, es muy probable que algo nuevo crezca.
Si quitamos la maleza del paisaje, es muy probable que algo nuevo crezca.
La felicidad
parece sencilla, cercana y accesible, sin embargo, ser feliz no es para
cualquiera. Se requiere coraje, agallas, valor y no es verdad que basta sólo
con la esperanza porque, aunque necesaria, no es suficiente para cambiar aquello que no marcha o aceptar lo que no tiene remedio.
Todo empieza con
un paso y hay que darlo, porque lo que no avanza, retrocede y lo que no
progresa, se arruina, como cualquier barco que se abruma cuando se demora en el
puerto. Por eso, cuando ha llegado la hora, es necesario zarpar y hacer de la
vida aguas navegables por donde transitar.
No sabemos qué nos
pasará mañana, podemos estar a un paso de todo o muy cerca de nada, no tenemos
formas de evitar lo azaroso de la vida. Conviene procurarnos la sencillez
de estar vivos, la alegría diaria, un amor generoso, el encuentro con la
familia, con los amigos; acudir a un abrazo cuando nos sintamos solos, a una
palabra cuando estemos perdidos o a una mano cuando necesitemos ayuda. Podemos
ser, al menos, los verdaderos autores de la parte palpable de nuestro destino.
Deseo para este
nuevo año que podamos conservar el don sagrado del “amor”, del “humor” y la “palabra”, para poder sanarnos y alivianar los dolores más profundos, para encontrar un camino lleno de virtudes y digno de vivirse! Habrá que
arriesgarse, probar, tantear, experimentar...
Empecemos por destrabar cerrojos y abrir
todas las puertas y ventanas disponibles para que lo mejor de cada uno se haga
visible...
Feliz año nuevo
para todos!